16 may 2009

Hola! Soy Noelia López Gutiérrez, estudiante de Periodismo y Derecho y miembro del Rotaract Madrid Joven, y este año 2009 he participado en el RYLA de Madrid.


Ésta es mi Experiencia RYLA:

"Tras la entrada al hotel y a la correspondiente sala, contemplamos la reunión de un grupo de personas, sentadas en círculo. Marisa Barral, Francesc Beltri y Juan Carlos Fouz se encontraban a la cabeza.

Comenzaba el RYLA, comenzaba ese “fin de semana fabuloso“, como asistentes a ediciones pasadas lo habían definido.

Planteamientos como “La experiencia no es lo que sucede a un hombre, sino lo que un hombre hace con lo que le sucede”, rememorando a Aldous Huxley, hicieron que mi atención se dirigiese al análisis de cada frase y dejase de preocuparme por la gente que me rodeaba. Empezamos por juzgar al otro, sin siquiera conocerle; continuando por continuos abrazos de diferente intensidad, para finalmente hacer grupos que nos identificarían en futuros ejercicios. Nada como se esperaba. Era capaz de convivir con toda aquella gente sin saber su nombre, y habiendo compartido únicamente un abrazo sin sentimiento. Poco a poco iba aplicando en mi misma esa anotación que Francesc había hecho sobre la experiencia. Poco a poco iba descubriendo cosas en mi desconocidas, y el ambiente confesaba que a los demás les sucedía lo mismo. Las miradas desconfiadas del principio se convertían en una sonrisa de cariño tras haber conseguido formar una torre de cinco personas en un diámetro de aproximadamente el tamaño de un folio, o tras haber propuesto nuestros futuros proyectos, muchos de ellos comunes entre unos y otros, en un Mandala imaginario. La rutina era diferente: no nos levantábamos para ir a clase o para ir a trabajar, ni desayunábamos con nuestra familia o con los compañeros de piso; madrugábamos para conocernos un poco mas a nosotros mismos, y para saber expresárselo al que comparte con nosotros su tiempo, su vida. Tras cada ejercicio fuimos aprendiendo comportamientos que deberían ser innatos en la persona, como es analizar nuestra propia vida, ser conscientes de nuestros hechos y tener voluntad y capacidad sobre nuestras decisiones, comportamientos que con los valores actuales y nuestro ritmo de vida parecen olvidados, y que nos ayudarían a mejorar como personas. El saber diferenciar entre el Chronos y el Kairós colaboraron en ello, y aprendimos a disfrutar de cada instante, a dejarnos llevar sin el filtro de lo cotidiano, sin el miedo a lo desconocido y lo más importante, a cómo aprender de ello. En definitiva, a cómo ir formando nuestra propia experiencia, de la que ya formaban parte esas personas al principio desconocidas y amigas al fin. Ese “fin de semana fabuloso” planteado al inicio formaba ya parte de una experiencia inolvidable en la vida de cada participante, convirtiéndose en un momento que marcaba un antes en el camino de cada uno, y auguraba un después sin duda excepcional."

Noelia López Gutiérrez